lunes, 4 de julio de 2011

a Villamayor de Monjardin

Tempranito nos corren del Albergue (tienen que limpiar para el mediodía, en que llegan los que nos siguen en el Camino), busco la salida y comienzo la caminata del dia.

Cruzo el puente peatonal, compro dos plátanos y una nectarina a una vieja mala onda, y sigo.
El primer sitio que encuentro se llama Ayegui. Camino entre vides, campos con trigo y algunos olivos.

Los pájaros me cantan, las flores me perfuman y yo camino feliz.

El próximo lugar se llama Irache o Iratxe. Hay un camping, casas con flores, y como es domingo muchas personas hacen deportes en el mismo.

Finalmente llego a las bodegas, y tal como se anuncia en la pagina que vi antes de viajar, esta la fuente con vino!!!!
Después de esperar tantas veces encontrar la fuente de agua donde tomar, refrescarme y llenar mi botellita, esta vez la cosa se pone mejor, pero debo esperar hasta las 10, en que llegan los empleados. 
Mientras tanto converso con tres chicas de Corea del Norte, una me ofrece una crema muy perfumada, con la que me hago unos buenos masajes en los pies. El que mas me duele es el izquierdo, pero todavía no tengo ampollas, ni camino como pato, como he visto a algunos, pobres...



Eso si, debo dar de baja un zoquete por averías.

En la Iglesia una mujer policía muy amable (y aburrida) me pone el sello en la credencial, después visito el Museo.


Finalmente se hace el milagro, tomamos vino y seguimos.



En el pueblo siguiente, Azqueta, vive Pablo un viejo que regala varas de avellano a quien vaya hasta su casa a pedirle, como yo tengo mis bastones, sigo viaje, pero antes les paso el dato a las chicas de Corea, que se alegran por la noticia, y salen en busca de su vara. 
El ingles va cada día mejor, como charlo!!!!


El Camino se pone hermoso, voy entre muchos árboles, subiendo y bajando. Siempre se ven castillos, puentes, hospitales de peregrinos,  y otras construcciones muy antiguas. A veces paso cerca, y otras las veo desde lejos.

En el último pueblo escucho a dos hombres y una chica hablando en francés, les saludo con  un "Bonjour", y se anganchan para la charla, pero yo no paso de allí, con el francés,  así que nos reímos y la chica sigue el Camino conmigo.

Se llama Agha, es de Polonia, pero en realidad nació en Marruecos donde sus padres (médicos) vivieron hasta que terminó el tiempo del comunismo y volvieron al país.
Con esta peregrina se da una comunicación muy especial. Habla un español bastante bueno, pero hay algo más que una cuestión de idiomas. 
Llegamos con calor hasta un bar, pero está cerrado, ella quiere comprar una gaseosa pero la máquina está rota, varios jóvenes están borrachos en una placita, botellas de cerveza rotas, gritos... un sitio y una situación desagradable, tomamos agua y seguimos juntas.


Después nos sentamos en un banco de los tantos que encontré en el Camino, le convido chocolate, charlamos muchísimo de cosas de la vida. No está pasando un buen momento, y espera encontrar en el Camino (como tantos otros) la respuesta que necesita.
Después de reparador descanso, retomamos la caminata, y hasta Villamayor de Monjardin no paramos.



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